Así dijo el pequeño Tomás cuando vió que Big Bachicha se hizo pie con dos figuras y un cuatro y cantó falta envido para asustar. En una noche de paella y truco, el girosito de Tomás se dio cuenta de que el operario motomotriz había metido la pata y estaba por hacer que los limpien como ajos a él y a su compañero de juego, quien se negó a revelar su identidad por vergüenza de la humillación sufrida.
Humillación como la que sufrieron, con fuerte dolor anal incluído también, las Panteras Verdes ante las Estrellas Negras el último Domingazo. El equipo de las tres franjas cortó rápidamente lo que podía ser una remontada de los cannábicos y volvieron a aumentar la diferencia a cinco en el historial anual.
En un partido sin equivalencias (una vez más), las Panteras Verdes, que contaron con los refuerzos lenchalónicos de The Bassman y Pato, no pudieron sostener lo hecho un par de semanas atrás y volvieron a caer estrepitosamente como borracho que se derrumba de cara al suelo. No les queda mucho a los verdolagas para emparejar el año y hacer que, en lo que resta del calendario, el cielo no esté lleno de estrellas... Negras.
No los lloren, crezcan.