En un mes importante para la historia, el Domingazo dio otro paso más en la dignificación del pueblo gireño y cumplió con una promesa de larga data. Al fin, y más cerca de los calores que del frío (pero lo que importa es la intención, che), se hizo entrega de las camperas oficiales del Domingazo, en el marco de una paella de magnitud orgiástica realizada por las mágicas manos de Chalyto.
Despúes de varias idas y venidas infructuosas, el Big Bachicha cumplió la misión que se le había encargado hace tiempo y ahora todos los gireños cuentan con una prenda de diseño exclusivo que realza la estética de este grupo de desvariados. El próximo paso parece ser la tercer casaca para lucir en los campos futbolísticos de todas las galaxias.
Pero que estos momentos de júbilo gireño por las conquistas alcanzadas hasta ahora (camisetas y camperas, pelota, pesca en Vuelta de Obligado, etc) no deben nublarnos la vista y así tener la mirada siempre puesta en el horizonte que, como la utopía gireña, nos hace caminar hacia adelante paso a paso. Debemos estar atentos a los antigira de siempre, que aprovecharán cualquier traspié u ocasión que se presente para quitarnos la alegría que merecemos por derecho propio. Jauretche nos sopla y recuerda sabiamente: "Nuestros enemigos quieren un pueblo triste."
A partir de ahora saldrán de sus cuevas los que tratarán de aprovechar la tristeza popular para dividir y reinar. Más que nunca la Gira deberá dar pelea para superarse en base a lo alcanzado y radicalizar la marcha hacia una Argentina Gireña y Popular.
"Jaiak bai, borroka ere bai" (Fiesta sí, lucha también) se escucha en las fiestas de toda Heuskal Herria. Vemos que la gira y la lucha se pueden abrazar fraternalmente y así lo demuestra el pueblo vasco (y si hay un pueblo al que le gustan los vicios y, a la vez, tiene plena conciencia de su destino, ese es el pueblo de Euskadi). Tomemos ese ejemplo y que la Gira sea un elemento más en la pelea de todos los días.
Patria siempre, Gira o Muerte.
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